viernes, 6 de diciembre de 2013

Volver, volver

Odio no tener un objetivo. Odio sentirme vacío,sin nada a lo querer, sin nada por lo que luchar, sin nada por a lo que aspirar y por lo que vivir. Odio sentirme tan solo en el mundo, salgo bebo, hablo con los amigos, pero ¿para qué? Para volver a casa y sentir como he perdido un día mas. Para ver como cada día estoy menos a gusto conmigo mismo, para ver como paso el tiempo sin pena ni gloria.

Soy una persona que siempre le da mil vueltas a la cabeza. No quisiera ser así, pero siempre pienso demasiado y no puedo dejar que mi cabeza deje de divagar. Ojalá pudiese abstraerme lo suficiente como para poder estar un par de horas tomando algo sin pensar en todos los problemas que me agobian. Pero no es así. Es como un zumbido constante, siempre ahí, no puedes librarte de él.

Siempre recordándome lo que he perdido, las personas que he dejado pasar por mi vida. Las personas que aún quiero y que no quiero a la vez. Lo que no me atrevo a decir, lo que no me atrevo a hacer. Ojalá tuviese un botón de reset que me permitiese empezar de cero. Con el que poder hacer de verdad borrón y cuenta nueva. Pero para bien o para mal el ser humano no es así. Dicen que de los errores se aprende, pero no sirve de nada cuando has cometido tanto que te torturan, que te atenazan y no te permiten pensar con claridad. Lo digo y es lo que de verdad siento. A día de hoy volvería a cualquier momento atrás de mi vida. No digo que haya tocado fondo, que no pueda estar peor que ahora; pero si es cierto que nunca me he sentido mas vacío, mas intrascendente que ahora. 

Los que lo hayan vivido sabrán lo que es, pero yo creo que es una de las peores sensaciones que puede sentir un ser humano, pero que ser odiado, peor que ser temido es ser ignorado. Es sentir que no vales nada y darte cuenta, porque es una realidad, de que el mundo seguirá girando sin ti. De que no eres masque uno entre seis mil millones en la actualidad. Que aunque influyas en la vida de los demás, nadie te recordará. Solo eres uno mas de tantos que han pasado por el  mundo y que pasarán. Ni mas ni menos.

Pero, al menos, cuando tienes alguien a tu lado, es una razón para luchar, Para levantarte día a día con una meta: hacer feliz a una persona. Eso es al final la felicidad. Sentir que las personas a tu lado son felices y contribuyes a ello. Sentirte útil es algo que no te da ni el dinero ni el poder ni nada en la vida mas los que están a tu lado. Pero sin ellos, ¿qué eres? Nada.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Granada, la que parece de nieve y por dentro es fuego.

Como muchos sabéis, en mi casa ni hay ni ha habido nunca televisión. Decisión de mis padres con la que ahora estoy de acuerdo y de pequeño nunca me importó. Eso hizo que desde pequeño le cogiese mucho aprecio a la música. Creo que puedo presumir de haber escuchado al menos una vez todos los CD's que tengo en casa y una parte de los vinilos. Música que va desde la música clásica hasta el rock, desde el son cubano hasta la copla. Música sobre todo antigua y en castellano.

Hay alguna foto mía de pequeño en las piernas de mi madre cantando canciones de Los Panchos. Cuento esto para que nadie se sorprenda de la canción que me a inspirado esto. Soy musicalmente muy complicado. La música me marca el estado de ánimo y viceversa, como un círculo vicioso que se retroalimenta.

Uno de mis discos favoritos era el de Carlos Cano. Tenía algo especial en la voz que no he encontrado aún en ningún otro cantante. Y entre todas las canciones del disco hubo una que me llegó muy dentro: Habanera imposible dedicada a su ciudad, Granada. Y poco a poco quedo dentro de mi la idea que tenía que conocer Granada.




Así que aquí estoy, a mis 24 años y 11 meses y cobrando mi primer dinero. Pues bien ese dinero que estoy ganando va a ir para 2 cosas: un tatuaje y un viaje a Granada. Del tatuaje ya hablaré en su momento, tengo 3  o 4 pensados y no se por donde empezar ni como. Pero desde luego Granada de esta no se salva. Me da igual verano que invierno, solo o acompañado, ... tengo que ir allí. Y es que ha de ser una ciudad inspiradora. Joe Strummer, cantante de The Clash se retiró allí, y mirando un anochecer a la Alhambra dijo "Si mi hermano mayor hubiera visto esta puesta de sol, nunca se habría suicidado".

Cuando oí esta anécdota solo pude pensar en lo que decía Carlos Cano de Granada en su canción y que definitivamente tenía que ir allí.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Por favor no me halagues

Por favor, si sientes la necesidad de demostrar el respeto que tienes hacia mi, o el cariño, el reconocimiento; no me halagues. Si de verdad quieres demostrarme ese sentimiento de empatía dime algo que haya echo mal. Algo que pueda mejorar, algo que me pueda hacer mejor persona. Dime alguna situación donde la haya cagado y ayúdame a buscar una solución. Los halagos no sirven mas que para la autocomplaciencia, no me ayuda en nada.

Lo único que siento cuando alguien se pone a halagarme en público son unas ganas de alejarme lo mas posible, es algo violento para mi. No quiero reconocimientos, no me gustan; ni soy tan bueno en lo que dicen, ni tan malo en lo demás. No hace falta que lo digáis a todo el mundo las cosas que creéis que hago bien, y menos conmigo delante.

Lo que he hecho bien, lo se yo; sin embargo muchas veces no me entero hasta que es muy tarde de lo que hago mal. Habrá comportamientos donde la cague y no los quiera/pueda cambiar, sin embargo estoy seguro que hay cosas que quiero saber para mejorarlas. ¡Eso es lo que quiero que me digas! Porque es la mejor forma de devolverme sea lo que sea que he dado de mi que te ha ayudado.