domingo, 5 de abril de 2015

5 de abril

Todo el mundo tiene sus fantasmas. Una sensación que le va persiguiendo y que le atenaza, hasta le punto de impedirle actuar de un modo consciente. Algo que es parte del pasado, presente y posiblemente futuro, algo de lo que no puedes escapar. En mi caso es el miedo a la soledad.

Antes lo veía reflejado en una necesidad de tener pareja. Necesitaba alguien a mi lado que me quisiera, sentirme apreciado en esa manera. Demasiadas relaciones, demasiados desengaños que ahora me hacen rehuir de cualquier tipo de pareja estable. Creía que así estaba mejor. Creía que había enterrado el fantasma. Craso error.

Se ha camuflado de forma que no lo he detectado hasta ahora. Sigo necesitando la droga de ser querido, pero las dosis ahora son mas puras y esparcidas en el tiempo. Mendigo de afecto, me vale con experiencias cortas, pero intensas de cariño y sexo que no llevan a nada salvo a hundirme mas en mi miseria. Porque cometo errores, actúo inconscientemente y cuando me doy cuenta me deprimo, y me juro y me perjuro que nunca mas. Hasta que vuelvo a necesitarlo y vuelvo a caer. En parte tengo la conciencia tranquila, no quiero engañar a nadie y no lo hago. Pero se que lo que he hecho causa dolor y no estoy cómodo asumiendo ese sufrimiento. Soy como soy, no puedo huir de mi forma de comportarme, de mis traumas y manías, pero no es excusa.