domingo, 9 de junio de 2013

Sentimientos encontrados

Se me acaba el curso y llega el momento de volver a casa. Sinceramente llevo unos días haciendo repaso al año y no logro librarme de una melancolía total. Obviamente el clima cántabro (y el asturiano) no contribuyen a mejorar mi humor ya que parece que se ha saltado de la primavera al otoño. Y mi capricho musical de Silvio Rodríguez me saca la sonrisa triste. Sonríes por el placer de escuchar a un maestro, pero no consigues animarte.

Nunca he sabido como despedirme de la gente, cuando llega el momento de hacerlo. Prefiero la rapidez y llevar la procesión por dentro. Y es que incluso cuando era pequeño y me iba de mi pueblo una vez acabado el verano, me costaba reprimir las lagrimas. Tengo un par de despedidas que me queman por dentro y que nunca he querido hablar de ellas y creo que ha llegado el momento.

La primera fue después de tres semanas de voluntariado en Almería. Fui con una persona con la que estuve saliendo y siempre llevaré en el corazón por enseñarme un modo de ver la vida que no tenía y abrirme los ojos ante la belleza latinoaméricana. Una vuelta desde Andalucía en autobús (7 horas hasta Madrid y otras tantas de Madrid a Asturias) sabiendo que vuestro momento ya ha pasado. Sabiendo que aunque mereciese la pena intentar quemar el último cartucho, la cosa no daba mas de si. 14 horinas, ni mas ni menos. Duro, pero bonito. Creo que me hizo crecer mucho.

La segunda, curiosamente también volviendo de un voluntariado este verano pasado en Senegal. Me sale ahora la sonrisa, pero me resulto muy dura la despedida. Fumé en 2 días 4 cajetillas de tabaco de lo nervioso que me puse. Si ya odio las despedidas imaginaos 4 días casi de despedida constante. Muy emotivas todas ya que Senegal de por si me resultó muy emotiva. Te despides de la gente que te acogió en el pueblo. De las personas con las compartiste algo tan íntimo como la convivencia total durante 2 semanas. Y yo que soy de aislarme y asimilarlo por dentro me encuentro con fiesta. Me encuentro con regalos de niños. Demasiado para mi en serio. Me cuesta recordarlo.

Y ahora viene lo que me parece que va a ser otra despedida dura. Sinceramente me gustaría irme sin mas y después dejarles un mensaje agradeciendoles a todas y a cada una de las personas que me han acogido aquí. Pero me parece grosero y no digno del cariño que me han demostrado. No se que como hacer para despedirme sinceramente.

Pero la otra cara de la vida me espera en Asturias. Mis compañeros, mis amigos, mi familia. Mi hogar (es la primera vez que uso esta palabra creo). Eso representa todo lo que llevo echando de menos este año.

Pero en este tiempo de espera seguiré, al menos hoy, con Silvio Rodriguez y con la sonrisa triste. Disfrutando por fuera, pero con algo dentro que me quema.


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