martes, 22 de octubre de 2013

Huida

"Pájaros en la cabeza, y volar ..."

Tantas veces que he soñado en volar, en irme de la realidad que vivo día a día. No hay nada que me ate a ningún sitio, nada que me retenga aquí. Familia, amigos, lo dejaría todo y me iría a descubrir mundos nuevos, realidades desconocidas, cualquier cosa estimulante. La rutina me aburre y encoge mi vida hasta reducirla a 4 cosas. Los pequeños placeres que me atan aquí son las cadenas, los barrotes que me impiden irme. Lo peor, quizás es saber que esos barrotes solo están en mi cabeza. Hay una pequeña historia (no se hasta que punto de realidad) que cuenta que a los elefantes en los circos cuando son pequeños los ataban con grandes cadenas, así cuando querían huir no podían. Sin embargo de mayores solo los ataban con una cuerda. El elefante podría romper esa cuerda sin apenas esfuerzo, sin embargo no lo hacía. Había luchado contra sus ataduras de pequeño, que ya había asumido que no podía escapar. Así como elefante me veo yo.

Y es que no es tanto lo que me ata sino mis cadenas mentales. Y paradójicamente siendo mas finas son las mas difíciles de romper. El miedo que nos impide movernos se puede romper solo con dar un paso, pero nos resistimos a darlo y nos aferramos a las seguridades como si fuese lo que nos mantiene vivos, siendo lo que nos va matando poco a poco. Y como el elefante, cuanto mas tiempo estamos atados menos nos movemos aunque sean mas finas las cuerdas. Nos conformamos con volar solo con la mente, con soñar con irnos al caribe, y, con suerte, a sustituirlo por 2 semanas de libertad. Pero esas vacaciones solo sirven para hacernos mas infelices. No quiero conformarme con recargar pilas, quiero dejar de consumirlas. Trabajar en algo que me llene, no que me enriquezca y enriquezca a los que mas tienen. No es el lugar, es la vida. Creo que puedo ser feliz en cualquier lugar es la rutina lo que me mata.

Hay gente que se puede contentar con un trabajo estable, una familia y darlo todo por ellos.Yo necesito mas. Necesito vivir, necesito poder disfrutar de los momentos. Hay gente que se siente feliz dandose a su familia, sin embargo yo no. No puedo ser feliz cuando hay gente infeliz. No puedo ser feliz cuando se que mi felicidad es a costa de esclavitud de otros seres (humanos o animales). No puedo ser feliz escribiendo en un ordenador en el que varios componentes, como el coltán, están bañados en sangre. No puedo ser feliz cuando mis zapatillas y las tuyas están hechas en China o Tailandia a costa de personas que reciben un salario de subsistencia, reciben lo suficiente para mantenerse un día mas con vida, para volver al siguiente día a trabajar con el deseo de que no cierre la fabrica. Lo siento, no puedo. Eso es esclavitud.

No puedo ser feliz si salgo a la calle y veo gente durmiendo en portales o buscando en las basuras. Ni siquiera sabiendo que eso pasa, aunque no lo vea. No me basta, como a algunos, en no ver pobreza; quiero que no exista. Y mientras eso no pase no seré feliz. Y mientras eso pase seguiré huyendo de mi mismo y me seguiré odiando por ser cómplice de ello. No quiero huir de lugares, quiero huir de situaciones, de realidades. No quiero huir de personas, quiero huir de personalidades.

Me cansa ver siempre lo mismo: Nace crece consume reprodúcete y muere. Una y otra vez. Yo y todo el mundo. Huyo del espejismo de bienestar a que es a costa de los de abajo. Huyo del vacío que es saberse productor de miseria. Huyo de mi vida, de mi modo de ser callado y asumiendo que no puede ser distinto. Huyo de mi. Y por eso me odio. Es lo único que odio en el mundo. No puedo odiar a nadie sino a mi ya que odiar al alguien por hacer lo mismo que tu es una hipocresía de aquí a Japón.

Solo espero que ese odio que me tengo a mi mismo se transforme en fuerza para cambiar y no en rencor hacia los demás. Que siga como hasta ahora: triste adentro y contento afuera. La vida ya es bastante amarga como para amargársela a los demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario